Si la relajación monetaria emprendida por la FED desde la Gran Recesión del 2008 (QEI, QEII y QEIII) fue sinónimo de desprestigio de la banca y de problemas en los mecanismos de control de precios (tipo de cambio, tasa de interés y materias primas) en Estados Unidos, la contraparte fue el aumento de las exportaciones, el mayor volumen de reservas internacionales, la apreciación de las divisas, el auge de las bolsas de valores y el crecimiento económico en las economías emergentes.
Todo parece indicar que los comunicados de la FED pugnan por reanimar la frágil economía estadounidense exportando la crisis hacia Latinoamérica: sólo las expectativas sobre el futuro cercano pero incierto del alza de la tasa de interés en Estados Unidos puede explicar el repliegue de las reservas internacionales, la depreciación de los tipos de cambio, la disminución en el precio de las materias primas y los pronósticos de crecimiento económico a la baja para la región Latinoamérica.