El Canal de Panamá es una de las rutas de navegación más transitadas del mundo, conecta el Océano Pacífico con el Atlántico a través del Istmo de Panamá y permite a los buques ahorrar tiempo y distancia al evitar tener que rodear América del Sur. Sin embargo, debido a la falta de lluvia de los últimos años, el volumen de agua en el canal se ha reducido significativamente. Como resultado, las autoridades se han visto obligadas a limitar el uso del canal a una cierta cantidad y tamaño de barcos, lo que ha generado problemas costosos para las empresas navieras y para los consumidores.
Dicha vía fluvial desempeña un papel fundamental para la economía global debido a su función como una conexión vital entre dos océanos. El canal es utilizado por casi el 6% del comercio mundial y el 40% de los contenedores de Estados Unidos, lo que se refleja en un flujo constante de más de 12,000 embarcaciones que lo atraviesan anualmente, que transportan mercancías hacia más de 170 naciones en todo el mundo en 180 rutas marítimas.
A diferencia de otras vías marítimas estratégicas en el resto del mundo, como el Estrecho de Malaca o el Canal de Suez, el Canal de Panamá depende de agua dulce en lugar de agua salada. El canal mueve millones de litros de este líquido a través de una serie de embalses en el país centroamericano que desemboca en los lagos artificiales que alimentan las esclusas, mismas que funcionan como un elevador fluvial. Cada vez que un barco cruza el canal, se requieren alrededor de 50 millones de galones de agua potable. Sin embargo, los cuatro millones de habitantes del país también dependen de este elemento, que se obtiene de las mismas fuentes.
Históricamente, esto no había sido un problema, ya que Panamá es uno de los lugares más lluviosos del mundo. Pero debido a una sequía causada por el cambio climático y potencializada por el fenómeno de El Niño, el volumen de agua almacenada ha disminuido. El nivel del lago Gatún, que es el principal lago artificial, ha descendido alrededor de 3 metros por debajo de los niveles normales. Normalmente hasta 38 barcos circulaban al día por el canal, en julio del 2023 la autoridad de la vía redujo el promedio a 32. A finales de agosto, había una cola de 135 buques en espera de cruzar, lo que representa un aumento del 50% en comparación con lo habitual para esa época del año. La sequía es lo suficientemente grave como para que los operadores del canal anticipen que las restricciones podrían continuar en el futuro.
Como resultado directo a estas limitaciones, las tarifas de transporte de mercancías entre China y Estados Unidos aumentaron un 36% durante el verano pasado. Esto ha provocado retrasos en la entrega de una amplia variedad de productos, desde muñecas, piezas de automóviles y paneles solares de BYD hasta equipos de tratamiento de aguas y kits de pruebas de diabetes que se envían desde Asia a Estados Unidos. Los productos perecederos como carne de res y aguacates de la costa oeste de Sudamérica también se ven afectados.
Los costos adicionales y retrasos resultan en un aumento de los precios y en escasez, especialmente en Estados Unidos, con repercusiones en otras partes del mundo. El canal también se ha convertido en una ruta importante para el suministro de gas natural licuado (GNL) a Europa, lo que significa que las demoras tendrán un impacto en el aumento de los costos de energía. Esto puede ser compensado con la puesta en marcha, a finales de 2024, del Tren Transístmico en México que va de Salina Cruz en Oaxaca a Coatzacoalcos en Veracruz.
Con una cola de numerosos barcos (lo que significa esperas de varios días y pérdidas para las compañías), muchas embarcaciones optan por pagar cantidades exorbitantes de dinero para evitar la fila. En una de las subastas organizadas por las autoridades para acelerar el paso, un transportista anónimo llegó a pagar hasta 2.4 millones de dólares. Según la naviera Avance Gas, las ofertas más altas suelen provenir de los transportistas de gas licuado de petróleo o GNL. Si se toma en cuenta la tarifa estándar para pasar por el canal, de aproximadamente 400 mil dólares, el costo total asciende a aproximadamente 3 millones de dólares para que los buques transiten.
En octubre de 2023, la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) aseguró que la falta de lluvias ha obligado a disminuir todavía más la cantidad de barcos que cruzan a diario. Ya se había reducido de 32 a 29 navíos al día, y posteriormente a 25. Se espera que durante noviembre continúe en disminución hasta llegar a solo 18 buques por día en febrero de 2024. Esto representa una reducción significativa, alrededor del 40 al 50% de la capacidad total del canal.
Las dificultades de transporte sólo presionarán aún más los precios de los bienes que transitan por el Canal de Panamá (de consumo final y alimentos), mismos que se tardarán en llegar a sus destinos para las fechas de alta demanda como el Black Friday las festividades de fin de año, como navidad o el año nuevo lunar. La escasez hídrica actual que azota la vía marítima solo es una prueba más de las vastas consecuencias del cambio climático y la inacción que hará de este fenómeno algo usual.